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Un fotograma en color de película 16mm puede remitir al expresionismo abstracto de Morris Louis, Mark Rothko o Barnett Newman; pero existe algo orgánico en sus formas que señala otras vías de percepción, más allá de las puramente matéricas. Los aspectos estéticos vienen determinados por el aparato tecnológico utilizado, y en la cinematografía la presencia de un instante -la escritura lumínica de un fragmento de tiempo-, siempre deja un espacio para la libre ensoñación, para la imaginación de ese posible instante registrado en algún lugar.
El paso del tiempo ha deteriorado la cualidad fotográfica del referente filmado (¿parecen las ramas de un árbol?) pero ha aportado unas texturas y tonalidades imposibles de capturar exclusivamente con el espacio pro-fílmico. La imagen adquiere otras cualidades perceptivas: la del frame congelado, la del fotograma extraído de su continuo devenir temporal, la huella de un fragmento de duración apto para crear la ilusión de movimiento. Un fotograma de cualidades plásticas como éste indica su pertenencia al medio cinematográfico, pero al verse influenciado por las apreciaciones pictóricas (y teniendo en cuenta la naturaleza de su soporte; específicamente fotográfico) adquiere otras vías de análisis que se ubican entre la huella, la ruina, el arte objetual, el arte procesual y el devenir temporal. "Tiempo como materia", como anuncia la presentación de la colección del MACBA.
La imagen sin identificar forma parte de la web del centro de Leeds Lumen, responsables del festival Evolution que se celebra cada año durante el mes de mayo.